En el Senado se inició el segundo trámite de un proyecto de ley clave, que busca transparentar el financiamiento de las ONG, dado que según el autor de la iniciativa, el diputado Miguel Ángel Calisto, se necesita saber qué hay detrás de estas organizaciones, por ejemplo, el ánimo de afectar a Chile y destruir industrias como la salmonicultura.
Así, Calisto se preguntó por qué una ONG reúne a comunidades indígenas con la intención de pedir, a través de ellas, Espacios Costeros Marinos para Pueblos Originarios, paralizando gran parte de la actividad salmonicultora. Esta y otras dudas razonables serán respondidas con la probable aprobación del proyecto de ley.
De este modo, en el proyecto de ley, se sabrá por medio de datos del Servicio de Impuestos Internos, cuántas ONG operan en Chile, quién las financia, y sus objetivos donde, de acuerdo con Calisto, muchas disfrazan con buenos discursos sus verdaderos propósitos negativos.
“Hay que apoyar el proyecto del diputado Calisto”, afirmó a Salmonexpert el gerente general de AquaChile, Sady Delgado, agregando que existe una cantidad enorme de organizaciones de la sociedad civil en el país donde muchas aportan al desarrollo y otras critican a la industria del salmón, por eso se necesita transparencia para evitar suspicacias.
Y en ese sentido, el gerente general de Blumar, Gerardo Balbontín, comentó que la polémica Ley Lafkenche tuvo un buen principio para reconocer a los pueblos originarios, y de hecho se plantearon tiempos de tramitación concretos en ella, sin embargo las ONG encontraron allí la forma de entrampar al sector salmonicultor colapsando con solicitudes ECMPO el sistema.
Reafirmando lo anterior, Balbontín recordó que el director de Greenpeace Chile, Matías Asun, manifestó el 18 de marzo pasado en la Comisión de Medio Ambiente del Senado que tenía tantos recursos económicos que puede detener sin problemas hasta 2.000 días proyectos de industrias como la del salmón.
Para Delgado, la Ley Lafkenche está sobre muchas otras leyes, por eso es urgente que se le apliquen cambios. A su juicio, Chile tiene el modelo salmonicultor más sustentable de todo el mundo, demostrando mejoras en sus prácticas durante los últimos 20 años, por lo que debe permitirse su desarrollo adecuado.